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Radiografía de: La glándula mamaria

Actualizado: 24 jun



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Pensemos en una chef de renombre, que ha pasado años perfeccionando su técnica y qué conoce a fondo cada ingrediente de su cocina y la cantidad exacta a agregar para preparar los mejores platillos. Esa chef es la glándula mamaria, la estrella de este artículo, y su cocina es una fábrica dónde reina la precisión y se prepara el primer kit de supervivencia del bebé, la leche materna. Pero ¿cómo es que logra hacer esto? ¿Qué esconde su anatomía? acompáñanos en el recorrido por el interesante mundo de la glándula mamaria.


¿Qué es la glándula mamaria?

La palabra en látin mamma no solo dio origen a la palabra “mamífero”, también a “mamá” en muchos idiomas, este bonito dato lingüístico refleja la conexión entre cuerpo y lenguaje. En los humanos, la glándula mamaria está presente tanto en hombres como mujeres pero es en las mujeres donde estos tejidos tienen procesos muy bien articulados para cumplir la función vital de alimentar al recién nacido. 


¿Dónde se localiza?

Se encuentra entre la segunda y sexta costilla, sobre el músculo pectoral y está principalmente compuesta por tejido adiposo (grasa), glandular (dónde ocurre la producción de leche), conjuntivo (de soporte) y una pequeña cantidad de tejido muscular. En su interior, los alvéolos (estructuras que asemejan racimos de uvas) son los encargados de producir la leche. Esta fluye por unos tubos llamados conductos lactíferos hasta llegar al pezón. Contrario a lo que popularmente se cree, la leche no se guarda en “depósitos” dentro del pecho, sino que se produce y libera directamente cuando el bebé succiona, gracias a una rápida señalización hormonal. Lo más impresionante de todo esto es que el cuerpo responde de forma inmediata y precisa, cada que el bebé se alimenta, el cuerpo materno sabe exactamente qué hacer. Es cómo si todo este proceso fuera una danza perfecta entre estímulo y respuesta.


Cambios naturales en la mama

Durante los ciclos menstruales y el embarazo, las mamas experimentan cambios, como la ramificación de los conductos lactíferos y el tejido glandular se expande. Aunque están listas para secretar leche desde la mitad del embarazo, está hace su aparición hasta después del parto. Antes de la leche madura, se produce el calostro, un líquido cremoso y amarillento muy rico en proteínas, anticuerpos (que son moléculas especializadas del sistema inmune que ayudan a proteger al bebé de infecciones), sodio, zinc y unos compuestos llamados factores de crecimiento. Estos factores ayudan a que los órganos y tejidos del bebé maduren y se desarrollen adecuadamente, como el intestino, el cerebro o el sistema inmune.

Con la edad, el tejido glandular disminuye y la grasa también, haciendo que las mamas sean generalmente más pequeñas y menos densas. Así que, ¡no te preocupes! Es totalmente normal, aunque si notas algún bulto, deformación que antes no estaba ahí o algún cambio de textura consulta a tu médico.


Nutrición e inmunidad en un solo alimento

Durante el embarazo, algunas hormonas como la prolactina y la oxitocina empiezan a transformar poco a poco la glándula mamaria para dejarla lista para la lactancia. Además, esta glándula no trabaja sola, está rodeada de una red muy activa de vasos sanguíneos y también de vasos linfáticos. Estos últimos son canales por donde circula un líquido llamado linfa, que contiene células del sistema inmune.Pero lo más impresionante es lo que esta glándula produce, la leche humana, que no es simplemente leche. Es un líquido biológicamente complejo, hecho en 87% de agua, pero también con nutrientes esenciales, anticuerpos, enzimas, hormonas y factores de crecimiento.

Todo esto convierte a la leche materna en un súper alimento ideal durante los primeros 6 meses de vida. Por eso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que durante ese tiempo el bebé reciba solo leche materna. A partir del sexto mes, la leche se complementa con alimentos sólidos, como frutas, verduras o cereales, pero se sugiere mantener la lactancia hasta los dos años o incluso más.

Amamantar no solo beneficia al bebé, también cuida a la madre, pues fortalece el vínculo emocional con el hijo y reduce el riesgo de enfermedades como el cáncer de mama y ovario.


Entender el funcionamiento de la glándula mamaria nos conecta con la maravilla biológica de la lactancia y con la necesidad de cuidar y nutrir a nuestro cuerpo desde adentro. En Alfen Lessa, reconocemos la importancia de brindar apoyo al bienestar femenino a través de suplementos alimenticios diseñados para acompañarte en cada etapa de tu vida. Desde el equilibrio hormonal hasta el soporte inmunológico, lo que comes puede ser tan fundamental como lo que comprendes sobre ti misma. Porque cuidar de tus mamas también es un acto de conocimiento y amor propio.






Referencias:


Prieto-Gómez, R., et al. (s.f.). Aspectos morfológicos de la mama.

García-López, R. (2011). Composición e inmunología de la leche humana.

Kenhub. (2023). Mama femenina.

 

 
 
 

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