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Ejercicio más nutrición en la diabetes

Actualizado: 24 jun


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La diabetes mellitus tipo 2 es una enfermedad metabólica crónica que afecta a millones de personas en el mundo. En México, impacta aproximadamente al 18% de la población adulta y representa una de las principales causas de complicaciones cardiovasculares, renales y visuales. Para quienes viven con esta condición, integrar el ejercicio y una alimentación adecuada además de ser parte del tratamiento, también es una herramienta poderosa para mejorar la calidad de vida. En este artículo te contaremos cómo ambos factores pueden trabajar juntos para ayudarte a controlar la glucosa y sentirte mejor cada día.

La actividad física juega un papel fundamental tanto en la prevención como en el tratamiento de la diabetes mellitus. Diversos estudios han demostrado que mantenerse físicamente activo reduce significativamente el riesgo de desarrollar diabetes en personas con predisposición. Para quienes ya ha sido diagnosticado, incorporar ejercicio de forma regular contribuye a un mejor control de la glucosa y ayuda a evitar complicaciones a largo plazo. Los beneficios se perciben incluso después de una sola sesión, al aumentar la captación de glucosa por los músculos, además, este efecto se potencian con la práctica continua, mejorando los niveles de glucosa en ayunas y reduciendo la hemoglobina glucosilada. A continuación, te presentamos los diferentes tipos de ejercicio recomendados para personas con diabetes:

Luego de abordar el papel del ejercicio en la prevención y el control de la diabetes, es crucial centrarse en la nutrición, otro pilar clave para evitar el desarrollo de la enfermedad, ya que una alimentación adecuada nos ayuda a mantener estables los niveles de glucosa y a reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, contribuyendo así, a un peso saludable evitando complicaciones a largo plazo. No se trata de seguir una dieta estricta, sino de tomar decisiones más saludables y conscientes que fortalezcan la salud en general. La prevención comienza con solo incluir frutas, verduras sin almidón, cereales integrales, proteínas magras y grasas saludables, mientras se reduce el consumo de grasas saturadas, azúcares añadidos y alimentos procesados que pueden contribuir al aumento de peso y la resistencia a la insulina.

Además, es esencial controlar el consumo de carbohidratos y moderar el alcohol, especialmente para quienes tienen factores de riesgo. Priorizar alimentos ricos en fibra, como granos enteros, legumbres y frutos secos, ayuda a mejorar la sensibilidad a la insulina, y las grasas saludables, presentes en alimentos como el aguacate y aceites vegetales, que favorecen un metabolismo de la glucosa más eficiente.

Ahora sabemos que tanto la actividad física como la nutrición son fundamentales en la prevención de la diabetes mellitus tipo 2. El ejercicio, combinado con una alimentación equilibrada, nos ayuda a regular la glucosa y a previenir la aparición de la enfermedad, favoreciendo un estilo de vida saludable. La clave está en tomar decisiones informadas y sostenibles, con el acompañamiento profesional adecuado, para llevar una vida activa, saludable y con menos riesgos asociados. Consultar con un médico o nutricionista es esencial para crear un plan preventivo adaptado a las necesidades individuales.

 

Referencias:

Nieto, M. R. (2010). Actividad física en la prevención y tratamiento de la diabetes.

National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases. (2023). Healthy living with diabetes.

Hamdy, O., et al. (2016). Nutrición en la diabetes.

 

 
 
 

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