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Efeméride: Día de la madre

Actualizado: 24 jun


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Cada 10 de mayo, millones de familias en México celebran el Día de la Madre como si fuera una tradición con raíces ancestrales. Se llenan las casas de flores, las escuelas de infancias cantando al unísono “Mamá” de Timbiriche o bailables de “El ratón vaquero” de Cri Cri. También, los restaurantes se llenan de reservaciones y las redes sociales de homenajes con mucho amor. Pero, ¿en algún momento te has preguntado cómo comenzó todo esto? ¿Por qué se eligió específicamente esa fecha? Lo que hoy parece una costumbre que siempre ha estado ahí tiene raíces históricas y sociales que son mucho más recientes de lo que pensábamos. En medio del festejo, también surgen preguntas sobre la figura materna que se celebra ¿su rol es algo natural? ¿o es una construcción que se ha forzado con los años? Hoy, en esta efeméride tan significativa, te invitamos a descubrir la historia detrás del Día de la madre y lo que la ciencia tiene que decir al respecto.


Un inicio sin flores ni cantos

Desde la antigüedad, diversas civilizaciones han rendido homenaje a la figura materna a través de diosas como Rea en Grecia, Cibeles en Roma e Isis en Egipto, a quienes se les atribuían cualidades de fertilidad, protección y maternidad, celebrándolas con rituales y festivales especiales.

Aunque actualmente el Día de la Madre es una fecha llena de afecto (y de mucho marketing) tiene un origen mucho más político que afectivo. En el siglo XIX, la activista Julia Ward Howe propuso un “Día de las Madres por la Paz” como un llamado contra la guerra. Tiempo después, Anna Jarvis logró instaurarlo oficialmente en 1914 en Estados Unidos como homenaje a las madres por su constante y silenciosa labor.

En México, el festejo se oficializó el 10 de mayo de 1922, gracias a una campaña mediática promovida por el periódico Excélsior con el apoyo del gobierno. Con la justificación de reforzar los valores tradicionales y el papel de la mujer cómo símbolo del hogar, la madre fue elevada a símbolo nacional y cultural pero también se le asignó un pesado rol fijo, que no daba opción a salirse del molde. 


¿nacemos con instinto maternal o lo aprendemos?

Popularmente se dice que las mujeres están “biológicamente programadas” para maternar, como si el cuidar y procurar fuera algo automático que viene de fábrica en cada mujer, pero la ciencia contrasta esa información. Investigaciones con roedores han mostrado que el comportamiento maternal no es algo innato en todas las hembras. Muchas de ellas, si nunca han estado expuestas a crías, las rechazan o ignoran. Sin embargo, cuando conviven con otras madres o tienen experiencias previas, son capaces de desarrollar actitudes de cuidado.

En humanos, el cuerpo de las madres experimenta muchos cambios hormonales y estructurales durante y después del embarazo. La bomba de hormonas producidas favorece la atención y respuesta al bebé, pero lo interesante es que algo similar puede ocurrir también con los padres involucrados activamente en la crianza. Esto indica que el cuidado no es exclusivo de las mujeres y que se puede moldear con la experiencia, el contexto y las relaciones emocionales.


¿Presión por sentir algo que no siempre aparece?

El mito del instinto maternal y las expectativas que conlleva también pueden ser una carga. Muchas mujeres se sienten mal por no conectar con sus hijos de inmediato o por no sentir ese “amor incondicional” a primera vista. La presión social por ser una madre amorosa y perfecta puede generar ansiedad, frustración e inclusive depresión. Además, este discurso deja afuera a las mujeres que por alguna razón deciden no ser madres o que viven su maternidad de forma distinta o fuera de la normativa.


Reconocer sin idealizar

El día de la Madre puede ser una oportunidad para replantearnos qué celebramos y por qué. ¿ A la mujer abnegada? ¿A lo que tradicionalmente se nos ha dicho que debe de ser una madre? ¿O a la persona real, compleja, con problemas y defectos que también necesita ser cuidada? Quizás sea el momento de dejar atrás el estereotipo de la madre perfecta y comenzar a hablar de madres diversas, con historias distintas, con fortalezas y debilidades.


Amar, proteger y sostener no es un acto mágico y espontáneo exclusivo del género femenino. Es una capacidad humana que se puede desarrollar, se comparte y se construye en comunidad. Y ese, más que cualquier manualidad o ramo de flores, podría ser el regalo más valioso de todos,repartir el amor, el cuidado, reconocer el esfuerzo y permitir que cada madre (sea biológica, adoptiva o simbólica) ejerza la maternidad desde su libertad e individualidad.





Referencias:


Marce, R. J. (2021). El ideal del amor materno en periódicos de Guadalajara y Torreón (1922–1950).

Vacas, C. (2025). Origen del Día de la Madre y su celebración en el mundo.

Bioterios.com. (2021). ¿Existe el instinto maternal o paternal?

 

 
 
 

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